by Charly Drummond 14/May/00
Y llegó el gran día, miércoles 10 de Julio de 1991. Fuimos temprano al centro con el ya senior assistant Redion a seguir haciendo pegatinas con cinta Scotch facilitada por mi tía Raquel que en ese momento vivía en el edificio que esta arriba de la Galería Tonsa. Al mediodía se nos sumaron Layne y Lebin para llevar los equipos a la disco. Tanto eso como la prueba de sonido fueron rapidísimos debido al enorme profesionalismo de la gente de Alonso. La calidad del sonido nos dejó pasmados, era muy superior a la de Sánchez y encima la pagaban los de Saudades, no lo podíamos creer. Me fui a casa a ver Argentina 1 Chile 0 por la Copa América y a descansar un rato para romperla a la noche.
Ninguno llegó bien al recital. Layne que seguía acusando algo de fiebre, McWild imbancable que llevó una noviecita recién conocida, Mud que todavía no digería el hecho de que toque McWild, yo estresadísimo por todo lo que pasó en la semana (final de Estadística y próximo final de Macroeconomía en días, deserción sorpresa de Cross, confirmación de chanchas quemadas). Lebin fue el maduro de la noche acercándose a cada uno diciendo que todo va a salir bien. Pero eran las 2230 y había muy poca gente, no pasaban los 15 y nos poníamos más nerviosos. Encima hubo algún incidente en la esquina del boliche donde la policía detuvo a un 504 amarillo. A las 23 vino una última ola de gente, totalizando a lo sumo 30, incluyendo a alguien que le enseñaba la letra de Walk of Life a Layne (si sabés quien era decime). Concientes de que eso era todo en cuanto a público, decidimos empezar sin más vueltas, no sin algo de depresión por la escaza convocatoria.
1. All Illusions must die II. Salió bien, como siempre, la gran novedad fue sacar Some day at some hour, que para el Hazeltine maduro de estos tiempos sonaba como el Love me do de los Beatles, aburrido, predecible y popito muy barato. All Illusions era ideal para arrancar, empezaba con más polenta, era un tema corto, serio y relativamente pegadizo, ganándose la responsabilidad de comenzar el recital.
2. Ernie I. Un ya clásico de Hazeltine, salió impecable, aunque McWild, relajadísimo, se quizo lucir con un par de rulos de bajo que terminaron saliendo bien pero que pusieron nerviosos a más de uno.
3.We can work it out. La idea de aumentar el mix covers/propios había ganado la pulseada y decidimos incluirlo como tercer cover a ultimo momento. Salía bien y gustaba, así que por qué no.
4. Walk of Life. Salió muy bien, con coros y todo. Se lució McWild aunque de nuevo un poco desprolijo y con arregladas para que sus piruetas y slappings no queden mal, igualmente impecable y para Lebin y mi, sus grandes admiradores, un genio viviente tocando con nosotros.
5. Every Breath you Take. A pesar de un pequeño pifie de Mud en la introducción, salió casi perfecta. Viendo el mapa del recital, sin dudas, fue un error garrafal poner los 3 covers seguidos, se nota que falto diseño del repertorio.
6. Don´t think you don't deserve it. Salió razonable, pero peor que en El Pico fundamentalmente por la voz, me quede sin aire en una parte pero después me consolaron diciendo que para los no-musicos (o ignorantes como los llamaba Lebin) no se notó.
7. Charly I. Tal vez la mejor versión en vivo del memorable pero ya un poco devaluado hit Drummoniano.
8. Ernie IV. Poderosa versión, era donde más miedo le teníamos a McWild, que de nuevo intentó improvisar algunos slaps poniéndonos los pelos de punta. Igual, a esta altura, era evidente que estaba haciendo su trabajo bien.
9. Tomorrow. No se si será por la calidad del sonido, pero suena muy superior a la versión del Pico. Salió bien, pero sin pena ni gloria para terminar el recital, otro Love me do.
Como verán, fue un recital corto. Los grandes ausentes fueron I can't lose again y Ernie II, un poco por la idea de no sonar tan sofisticados y aferrarnos a la regla de sólo hacer temazos que queden y sean más pegadizos. Nos fuimos sin celebraciones cada uno por su lado. En un clima neutral, sin euforia ni sensación de fracaso, pero bastante vacios y con la firme idea de que nos faltaba mucho para tener un show que pegue.