8
By Steve McCamel 25/Feb/99La cita de los domingos empezó a ser religiosa. La Coca pasó a ser agua bendita para nosotros (sigue siéndo musa inspiradora, más de McCamel que sabe asimilarla en cantidades industriales) y no parábamos de componer, a razón de un tema por semana promedio. Así surgieron "I feel she' s going away", "Please, stop", "My blue pocket", "Until the end", "Nobody's papers", "All is OK", además de hacer una parte nueva a "Tomorrow" con ayuda de Clark Lake.
Creo indispensable subdividir esta primer etapa versera, que denominaremos "Versers '80's" en tres: 1987, Mendoza y 1988, por lo que ahora nos detenemos en la primera de estas fases.
En septiembre, al sumar 11 canciones decidimos recopilarlas en un cassette que llamamos "1º Predisco". Además de incluir las anteriormente citadas (salvo "Naber" y la de Tito-Macca) grabamos las dos últimas adquisiciones: "Contact" (otro orgullo por ese entonces) y el primer McCamel-Lake "A friend has gone", cuya letra ya anunciaba la vuelta de Drummond a Mendoza para fines de ese año, con lo cual The Versers tenía los días contados.
Grabado en Yatay constituye una pieza de colección reclamada por fanáticos, ya que salvo escasísimas excepciones, muchos de los primeros encuentros son "lost tapes". Y no estaba nada mal tener once temas en sólo un mes y medio. En los dos siguientes amaina el caudal y, reconozcámoslo, la calidad. Cabe aclarar que el estilo predominante de estos temas era beatle, en el sentido de ser canciones simples, con estribillo, partes que se repetían, y listo. No existían los solos, además la mayoría era sólo con la guitarra, y los de Drummond solo, con el piano únicamente. Bien sencillo. Entonces, en octubre y noviembre se destacan "Claudia", "Tragic" (esa que nombra al Borrego y a Sourrouille) y "An argentine day" (gema hecha por Drummond-Monster), único de esa época donde sonaban piano y guitarra juntos, yo no figuraba pero staba gueno, no vamos a ser egocéntricos a esta altura.
Faltando pocos días para el exilio de Drummond, decidimos hacer una filmatta en uno de los patios de lo que más tarde sería el Centro Cultural Recoleta, para que quedase como recuerdo póstumo del ya mito que veíamos llegar a su fin. Un sábado de lluvia, mi viejo que filmaba no muy paciente y preocupado por la filmadora que iba a quedar arruinada por el temporal que se avecinaba hicieron que el video no saliera como queríamos. La verdad es que salió un real disaster, a pesar de que la idea original no era mala: representábamos el secuestro del Pepe Dratler en un pub donde tocábamos nosotros. Es decir que además de tocar (mal) encima actuábamos (peor).